domingo, 2 de junio de 2013

INFORME ESPECIAL: Un gran burócrata sindical, Armando Cavalieri, el Secretario General del Sindicato de Empleados de Comercio, que no vive cómo viven los empleados de comercio.

En la letra chica del acuerdo salarial del Sindicato de Empleados de Comercio (SEC), que encabeza Armando Cavalieri, hay una cláusula que repercutirá directamente en el bolsillo de los trabajadores: cada uno de ellos deberá hacer un "aporte especial" de 50 pesos al mes ($ 600 al año), que serán destinados a la obra social del gremio . 

Nada de eso dijo Cavalieri al anunciar el miércoles pasado el cierre de su paritaria, que contempla una suba salarial de un 24% para 2013. El referente de los mercantiles participó del encuentro con la presidenta Cristina Kirchner , que avaló las negociaciones colectivas de trabajo.
Desde que integra la CGT alineada con la Casa Rosada, Cavalieri calló sus críticas al Gobierno y dejó de lado sus duras expresiones sobre la deuda que el Estado mantiene con las obras sociales sindicales. Hace unos meses, alertó sobre el desfinanciamiento del sistema de salud, y advirtió que había obras sociales con las finanzas en rojo. El Estado le debe a la prestadora médica de los mercantiles unos 300 millones de pesos, aproximadamente. Es por el retraso del pago de los reintegros por los tratamientos de alta complejidad y por el dinero retenido en el Fondo de Redistribución Social. 

Todo tiempo pasado fue mejor.

Ya en enero de 1994, NOTICIAS descubrió al jefe del sindicato de Empleados de Comercio,Armando Cavalieri, de veraneo en un crucero cinco estrellas en el Caribe. El gremialista gastó 100.000 dólares en ese viaje mientras la DGI revisaba las cuentas de su sindicato.
En el 2007, el diario PERFIL dio cuenta que el patrimonio de uno de los sindicalistas más cercanos a Cristina Kirchner se había incrementado exponencialmente con los años. Cavalieri poseía un campo en Roque Pérez y un club de campo en Lobos, así como una cerealera, un tambo y garajes:
"Durante los últimos años, Armando Cavalieri, titular del Sindicato de Empleados de Comercio, y uno de los gremialistas más cercanos a Cristina Kirchner, logró edificar un inmenso imperio, que incluye fastuosas propiedades, como una estancia y un club de campo, y negocios inmobiliarios y agropecuarios, alejados de su actividad como líder sindical.
El gigantesco conglomerado está a nombre de su socio y amigo Roberto Francisco Gómez, asesor del gremio mercantil, y de su hijo, Sebastián Cavalieri. El “imperio Cavalieri”, esparcido entre la Capital Federal y las localidades bonaerenses de Lobos y Roque Pérez, incluye una estancia de 5.000 hectáreas, valuada en $ 80 millones; un club de campo de 92 hectáreas cotizado en $ 19 millones, una productora cerealera y un tambo.
Además posee una empresa de emprendimientos sociales y deportivos, inmobiliarias, garajes y empresas de respuestos automotrices. En total, hay nueve firmas, administradas desde la misma sede porteña, ubicada en la calle Beiró 4385 de la Ciudad de Buenos Aires.
En ese lugar trabaja Sebastián Cavalieri, de 30 años, el hijo menor del líder sindical, quien figura en los papeles como socio de Roberto Gómez, de su esposa Alicia Carbone, y de su hijo, Norberto Gómez. Aunque forma parte del directorio de dos empresas, según el abogado de la familia Cavalieri, "Sebastián no tiene nada que ver" con las firmas, porque "es casi analfabeto, es una persona que no tiene luces".
La Federala es la estancia de 5.000 hectáreas que Cavalieri posee en Roque Pérez. Allí trabajan 60 empleados, y se producen 5 mil litros de leche diarios, y en cada cosecha, más de 3.000 kilos de soja por hectárea."
Una biografía breve (y un fiscal para que realice algunas preguntas)

Arrancó mal
A principios de los ’70, una denuncia por estafa llevó a su expulsión del sindicato. Pero volvió... para hacer millones. La dictadura no fue un escollo, sino un trampolín. Junto a Triacca, encabezó la Comisión Nacional del Trabajo. Cuando las bases presionaron a los dos paros generales (abril de 1979 y julio de 1981), la CNT se encargó de carnerear las medidas que había convocado “los 25”, liderados por Ubaldini y Digón.
Preguntale a Cavalieri: 
Con Alfonsín, asumía en el SEC Capital y fundaba el grupo de “los 15”. El Gitano se encargó de negociar ministros, leyes y planes económicos, que marcaban las relaciones entre el gobierno, los gremios y “los capitanes de la industria”. En 1987 los gremios amenazaban con medidas por un aumento de 780 australes en el salario. El ministro Tonelli les responde: “cómo me van a pedir esa plata si acabamos de arreglar con Cavalieri por 510”.
Armando conducción: 
La década del ’90 será su apogeo. Cavalieri gana la Confederación Argentina de Comercio. Menem va a tener como primer ministro de Trabajo a su viejo amigo de andanzas, Jorge Triacca, y Cavalieri fue otro fiel soldado de la política antiobrera del menemismo.
Un adelantado
Pero Cavalieri se adelantó al propio menemismo en las reformas laborales. Antes de la aprobación de las leyes, ya había realizado acuerdos negreros con las grandes (y pequeñas) cámaras del sector. Sueldos de miseria, multiplicidad de tareas, jornadas interminables, contratos de aprendizaje. Los grandes supermercados se hicieron famosos por las imágenes de su ambición: las cajeras de un Coto con pañales porque no las dejaban ir al baño, las 36 cajeras de Wal Mart que hicieron desnudar por un faltante, el repositor de Coto que se suicidó por las humillaciones y el despido.
Amigos son los amigos: 
El 23 de octubre de 1991 se realizó en la Nunciatura Apostólica un ágape. Junto a Menem, Cavallo y María Julia, estaban los recién indultados Videla, Massera y Viola, con el que el Gitano habría tenido largas sobremesas en épocas oscuras. Amalia Fortabat conversaba con el embajador norteamericano Todman, mientras los curas hacían de anfitriones.
Tierra Santa, cuota sagrada:  
Menem le dio a Cavalieri y su sindicato, la “explotación” de Parque Norte. Por $43 el metro cuadrado y en una concesión por diez años, se quedó con los valiosos terrenos. El Gitano no se olvidó de su amigos, y en un acuerdo con los curas, decidió poner en pie Tierra Santa. Por si fuera poco, de tan creyente Cavalieri decidió que el aporte de los trabajadores al gremio iba a ser “sagrado”. Estableció el aporte obligatorio del 2%.
Don Armando: 
Su casa en Barrio Norte es una pequeña parte de su patrimonio, siempre difícil de valuar. Se sabe de sus hoteles en Miami en sociedad con Triacca, de su gusto por los caballos y las estancias, como La Federala, aquella que lo llevó al escándalo al amenazar con “tirar al Riachuelo” a un periodista. Suerte para Don Armando: el juez del caso había sido abogado del Sindicato de Comercio. Pero lo podrán acusar por enriquecimiento, pero no por tacaño. En pleno menemismo paseaba en un crucero por el Caribe, en unas vacaciones en las que gastó 100.000 dólares, lo mismo que ganaba un cajero en 20 años de trabajo esclavo. Con la devaluación se tuvo que “ajustar”: en el verano de 2003 estuvo en un spa de Itapema, Brasil, y gastó en unos días “sólo” 13.500 pesos.
Nace una Estrella: 
Su gran orgullo fue La Estrella, la aseguradora de retiros que puso en pie con la Banca Nazionale del Lavoro, el Trust Bank y el Grupo Juncal. Las empresas comenzaron a aportar un 3,5 % del sueldo para un seguro de retiro complementario. La mitad de ese porcentaje iba a una caja común... que controlan Cavalieri y sus amigos.

Cavalieri sigue al frente de un gremio que tiene hoteles y agencias de viaje que los trabajadores casi ni pueden disfrutar, porque trabajan sin descansos en condiciones negreras. Luego de tres décadas de reinado, las estadísticas dicen que 16 de cada cien desocupados fueron empleados de comercio y un 40% de los mercantiles está en negro. 
Hasta cuando continúa esta historia depende de los propios trabajadores.

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